En nuestro instituto plantamos en el mes de septiembre unas habas, y ahora en el mes de mayo las tenemos que recoger.
El proceso de recolección hay que realizarlo con cuidado para no dañar ni la planta ni las vainas que son arrancadas, ya que si dañamos la planta en exceso no permitirá el crecimiento de nuevas vainas.
Lo primero que hicimos fue plantarlas cuando aún eran semillas, las cuales llevaban un polvo de color purpura que las protegía contra los animales que pudieran querer comérselas. Después de eso solo avía que esperar a que crecieran y dieran frutos.
¡ATENCIÓN! En nuestro huerto no se utilizan ni pesticidas ni anti plagas o productos semejantes solo en esta ocasión han sido usados y porque las habas ya iban impregnadas en él (polvo purpura). Nosotros utilizamos abonos naturales ya que nuestro huerto es ecológico así los alimentos conservan su sabor y su frescura naturales.
Una vez se ha llevado a cabo la recolección de las habas granadas hay que desgranarlas ya que las vainas que las protegen no nos sirven para nada.
Después de ese paso debemos quitarles a las habas un pequeño rabito que llevan en la parte de arriba ya que les da un poco de amargor.
Después hay que escaldarlas, esto lo llevo a cabo nuestro profesor de biología quien se encargó de escaldarlas para que duraran más tiempo y fuera más fácil cocinarlas cuando llegara la hora.
Para darles más sabor tuvimos que recolectar una serie de hortalizas:
- ajos tiernos (tres o cuatro)
- cebollas (tres o cuatro)
Pero además de esas hortalizas también utilizamos una serie de embutidos para que las habas tuvieran más sabor y no fueran tan sosas, como algún trozo de chorizo y longaniza. Y por supuesto aceite de oliva que es la base principal de la dieta mediterránea.
Como en el instituto no disponemos de fuegos tuvimos que hacer la receta en el microondas por eso era muy importante tener escaldadas las habas con anterioridad para que fuera más sencillo cocinarlas y no costara tanto tiempo.
Este proceso puede parecer un poco largo ya que hay que esperar a que las habas crezcan, desgranarlas, escaldarlas y finalmente cocinarlas pero por el resultado final merece la pena esperar.
El último paso es probarlas y ver si todo el trabajo realizado a merecido o no la pena y en nuestro caso pudimos probarlas y compartirlas por lo que nuestro esfuerzo y dedicación no fue recompensado solo por el profesor y nosotros mismos sino también fue reconocido por otras personas, las pocas afortunadas que pudieron probarlas.
hola!! la entrada esta muy bien besos!!
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